Prácticas curativas desde la cosmovisión afro

Para hacer más explícita esta explicación quiero exponer tres prácticas curativas que dan cuenta de cómo opera el sistema de salud en los pueblos afroecuatorianos.

La primera comprende tres “enfermedades”, mal aire, espanto y mal de ojo.

El mal aire._ que también se lo denomina con una cierta diferenciación como mal viento, el primero generalmente se produce por la influencia de un muerto cercano o reciente, que es quien produce la enfermedad, de ahí que se lo puede contraer luego de un velorio, o cuando se ingresa a un cementerio y como desde la cosmovisión afro loas “muertos” están en la comunidad es frecuente que una persona se afecte con el mal aire, sin embargo hay personas que están más predispuestas y generalmente son los niños o quienes están con su alma-fuerza vital débil. El mal viento, lo contraen quienes salen a la madrugada sin antes prender una candela o un saumerio. Se denomina mal viento porque concentra el espíritu de los muertos en las horas pesadas de la noche y en algunos lugares del cementerio, algunos los atribuyen a los tentes en el aires (seres que no han logrado tener un espacio después de su muerte, también los denominan visiones) y a los espíritus muertos en mal estado (suicidados, ahogados, accidentados), inmediatamente produce vómito y se lo distingue del mal aire por la velocidad con que se manifiesta.

Los síntomas son el decaimiento, el desgano en hacer las cosas, un frío que invade todo el cuerpo junto con fiebre, dolor en el estómago y diarrea de mal olor, tanto el mal olor como el frío se lo atribuye a la influencia del otro mundo. A pesar de su aparente origen sobrenatural, su curación es sencilla, la combinación de vegetales (estas se utilizan en el diagnóstico y el tratamiento, lo mas frecuente son las ramas de chivo), la infaltable oración (generalmente se rezan tres credos para que se manifieste y tres salves para que salga), y en ciertos casos algunos sobijos (frotaciones con hierbas o preparados macerados en alcohol, agua florida y agua bendita). Es importante decir, que las curaciones y los “montes” no son homogéneos sino que se encuentran algunas variantes.

Dentro del mal aire se encuentra el entripado que es una variedad de enfermedad más complicado y esta localizado en los intestinos y por ello su nombre, la curación de este tipo de mal aire requiere de un mayor conocimiento y destreza para curarlo, es por ello que no todos lo curan, y en cierta medida quienes lo hacen adquieren mayor prestigio como curanderos/as dentro de la comunidad. Este es curado con varios sesiones en base a sobijos, lavados con montes como el gallinazo, flor amarilla y el chivo, además de saumerio de palo santo. Siendo una enfermedad que se tiene un origen sobrenatural, se la puede prevenir, por ejemplo sobándose con las ramas de chivo al salir de cementerio como una forma de neutralizar, a los niños soplarles tabaco o saumerio y no comer los frutos de los árboles de los cementerios.

El ojo._ al contrario del mal aire o viento, este es producido por un ser vivo, esta pertenece a la enfermedad a lo humano, porque es “puesta” por una persona que puede tener una mala intención como envidia o excesiva atracción, pero también puede ser de manera intencional, a esta persona se la llama ojeador. Cuando se presentan los síntomas como dolor de barriga y falta de apetito se procede a diagnosticar, para ello se hacen mediciones con una cuerda el diámetro del pecho, la primera se la hace en el momento en que viene a tratarse y luego de esta se reza unas oraciones y se vuelve a medir, para ello ya no debe coincidir y la distancia que hace falta determinará la intensidad como fue ojeada, esta se mide por dedos, lo común es de un dedo a cuatro, considerando que cuando se llaga a cuatro es bastante grave y de esta manera de va rezando y aplicando los “montes” y nuevamente de vuelve a medir, para saber si se esta cerrando, esto se lo repite hasta alcanzar la primera medida.

El espanto._ El espanto viene cuando la persona ha sufrido un susto, este puede ser producido por un muerto, un vivo, por el agua (cuando estuvo a punto de ahogarse, a este se llama espanto de agua). En términos generales, el espanto presenta los mismos síntomas del mal aire, pero las características distintas son fiebre alta, mucha sed, y la perdida del apetito. La persona afectada se muestra desganada y deprimida, no come, no habla, sufre de insomnio, de fiebre en algunos casos y muestra preferencia a permanecer en lugares obscuros. En las curaciones, o el levantamiento de sombra, las oraciones se repiten tres veces. El numero tres puede conmemorar los tres clavos con que fue crucificado Jesucristo, “Ni la cantidad de palabras ni el uso de vegetales puede hacerse en numero par, y cuando esto ocurre –como los dos credos- es porque forman parte de una combinación que da como resultado un numero impar”.

El espanto de agua, se manifiesta por la mucha sed que produce en el enfermo y se lo cura con una fuente de agua donde tiene que ver reflejado su rostro, siempre haciendo cruces sobre el cuerpo del espantado, acompañado de oraciones y por supuesto de sus secretos.

La otra práctica cultural es la concepción y la ombligada[1], que son prácticas culturales que están ligadas al mundo simbólico y que tiene mucha incidencia dentro del mundo de la medicina.

Una concepción poco explorada dentro de la cosmovisión de los pueblos afrodescendientes es la forma de entender el mundo desde una percepción térmica, así todos los elementos, incluidos los seres vivos que hacen parte del cosmos están en el plano de lo caliente y lo frío. De hecho los hombres pertenecen al campo de lo caliente y cerrado y las mujeres al frío y abierto (ello determina su fluyo menstrual). Sin embargo, esta no es una condición estática, es posible pasar de una condición térmica a otra, tal es el caso de la mujer que cuando está grávida pasa de su estado de frío a lo caliente, esto hace que se parezca más al cuerpo del hombre. Esta categorización esta ligada a otra muy fundamental en el campo de la salud y a su curación, y es que lo caliente abre mientras que lo frío cierra.

Para evitar el calentamiento excesivo que afectaría tanto a la mujer como al bebé, la mujer embarazada debe evitar ingerir alimentos y bebidas de la categoría caliente por el contrario se recomienda todo lo que pertenezca al ámbito de lo frío, sin embargo el último mes del embarazo debe cambiar radicalmente esta dieta y consumir plantas, alimentos e infusiones tibias destinadas a “abrir” su cuerpo y prepararlo para el enfriamiento que sigue al parto y la lactancia. También hay que evitar que la futura madre duerma demasiado y tratar de hacer las actividades normales, de lo contrario el niño crecería demasiado y esto podría traer complicaciones en el parto, y también se corre el riesgo que el niño salga perezoso. Se prohíben las relaciones sexuales desde la preñez, no solo porque hay que evitar el excesivo calor, sino porque el niño esta considerado que proviene del mundo de lo divino y el acto sexual corresponde a lo humano y por tanto hay que evitar que lo divino (representado niño/a que esta en el vientre) entre en contacto con un acto propio de lo humano.

Antiguamente la madre era asistida por una corte donde todas eran mujeres y estaban comandadas por la partera y la “curandera del río”, quien era la encargada de cortar el cordón umbilical y recibir la placenta, con estos dos actos que forman inicia la constitución de la persona del recién nacido. Es ella quien a través del acto del corto del cordón umbilical determina a través de la distancia del corte la identidad sexual del recién nacido, así para los niños el corte será de dos dedos y para las niñas de tres dedos, el no respetar esta regla traerá como consecuencia niños/as con identidades sexuales ambiguas. Por tanto, la identidad sexual se encuentra condicionada (aunque insuficientemente) por la concepción y el embarazo, que conlleva a la concepción de que los niños al provenir del mundo de lo divino son angelitos y por lo mismo al igual que la tradición judea-cristiana carecen de sexo, son asexuados. Interesante en la medida en que este pensamiento de los afropacíficos el sexo no tiene una determinación biológica sino una construcción social y cultural.

Es la misma partera de la comunidad quien se encarga del entierro de la placenta y el cordón umbilical, que sus prácticas varían no sólo de una comunidad a otra sino es posible encontrar variaciones en la misma comunidad, así unas prefieren enterrarlas debajo de la casa, al borde de la selva, bajo un árbol cuyos frutos tengan propiedades especiales. El hecho de enterrarlo en la tierra debajo de la casa permite un vínculo estrecho al niño con el territorio de su familia, cuando la placenta es enterrada en el monte, entonces su filiación al territorio será comunal. Cuando es enterrado bajo un árbol o en los límites de la selva, establecerá una relación con el monte y esto hará en el futuro un buen cazador, ello también determina una condición de género dentro de la división social del trabajo, con preferencia la placenta de la niñas serán enterradas bajo la casa y la de los niños en el monte. Algunas veces cuando en la familia ampliada hay algún un curandero o curandera les dan a estos pedazos del cordón umbilical que es pulverizado y devuelto a sus padres quienes suministrarán cuando el niño/a tenga enfermedades infantiles por sus poderosas propiedades terapéuticas.

La otra práctica que esta vinculada a la concepción es la ombligada, que consiste en rellenar el ombligo del recién nacido luego del corte con una sustancia que puede ser de origen animal: uña de tapir, araña, anguila, huesos de venado salvaje o con cuernos, plumas quemadas de pájaros, patas de conejo, etc. También puede ser de origen vegetal que provienen de plantas con virtudes curativas y terapéuticas, de preferencia de la categoría de caliente, también se los ombliga con sustancia mineral, generalmente con polvo de oro y con otras sustancias como agua del río, el propio sudor de la partera.

Lo que esta en juego en es que entre la partera y la madre del recién nacido identifican una propiedad (energía) en alguna de estas sustancia y toman de la decisión de que sea transferido (metafóricamente) al cuerpo del niña/a, esto llevará a que el niño en el futuro desarrollará o mejor aún cultivará en su persona esa capacidad. Las siguientes expresiones cotidianas nos dan una idea de la concepción que tienen los padres con respecto a su hijos/as. “Que el muchacho sea fuerte e indomable como el tapir, o viajero como el agua, obstinado como la araña, trabajador como la hormiga, fecundo como el conejo, cuide a sus niños como la gallina, buen nadador como un pez, buen cazador como el tigre, benéfica y fecunda como las plantas que curan, etc. etc. En otras expresiones como “que el polvo de oro en su ombligo atraiga el oro del fondo de los ríos, que tenga suerte en la mina, que el sudor de la partera transfiera su saber y aprendizaje de la curandera o partera…”.

Bien con esta práctica uno determina que la concepción del mundo de los afrodescendientes, asume que todos los elementos que se encuentran a su alrededor son poseedores de una energía materializada en cada una de las propiedades y además que esta energía puede ser transferida la misma que le establece una filiación específica con ese elemento y su entorno, el mismo que será aprovechado en su sistema de salud, así los diferentes agentes de salud de las comunidades como curanderos de culebra, parteras, remedieras, curanderas están atravesadas por estas prácticas culturales.



[1] El desarrollo de esta parte de la ponencia esta basado en las investigaciones de l antropóloga Annie Marie Losonczy y en investigaciones realizadas por el Fondo Documental Afro-Andino en las comunidades afros de Esmeraldas y Chota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario