Vida de santos y vírgenes: retoques y reencarnes de la calle Imbabura

Edizon León Castro 


foto: Edzon León 

El retocado de imágenes se ubica sobre todo en la calle Imbabura, en la parte trasera del convento de San Francisco. Es un oficio que tiene una larga tradición como consecuencia de la permanente tendencia de Quito hacia la tradición religiosa. El proceso de retoque es un proceso minucioso que requiere de un aprendizaje mediante la práctica. Este oficio es uno de los que se debe aprender desde tempranas edades con el fin de que se interioricen bien los saberes, las técnicas y los conocimientos. Rocío Carrión, hija de quien fuera uno de los retocadores de mayor prestigio de Quito, cuenta su historia:

“El primer local fue de mi abuelo en la Alianza y el posterior fue de papá en la Imbabura y Bolívar, ellos eran ebanista, soy la segunda hija y aprendí el oficio, todo es paciencia. Esculpimos en madera bajo pedido, imágenes en fibra de vidrio y las restauraciones que nos traen, hacemos porque fue una tradición. Mi bisabuelo  Severo Carrión  fue escultor que talló imágenes grandes que están en la iglesia de Santo Domingo y mi abuelo Alfonso Carrión  los ángeles que están alrededor de la Dolorosa; mi papá Alfredo Carrión esculpía para las iglesias y hacía restauraciones”

Son varias las técnicas tradicionales que se utilizan en este oficio: entre ellas están las del pincel que es el retoque en base al uso del pincel para las restauraciones de imágenes de madera junto con la preparación de las pinturas que también es todo un arte, la otra técnica que muy pocos lo saben y utilizan es  la técnica de la vejiga de borrego, que sirve para poner rubor en los cachetes o mejilla de la imagen, se utilizaba esta técnica porque se llegaba a tener una impresionante fidelidad y realismo en la imagen, se la llama así porque se utiliza la vejiga del borrego a la que le llenaban pintura y a manera de soplete se aplicaba a la imagen de madera, luego con el dedo con un poco de saliva se daba el efecto final. Ahora hacen a base de soplete.

Hasta hace unos años atrás este oficio tenía la mística y el conocimiento necesario para tratar a estas imágenes como obras de arte, pues los artesanos conocían el valor artístico que tenía una pieza de estas, por eso ellos no retocaban en el sentido estricto, porque decían que pierden su valor, lo único que hacían era coger alguna fallas. Sabían tanto de su oficio aprendido de la tradición generacional que tenían sus propias técnicas para identificar si una imagen era antigua o no por el material con que está hecha:

“Papacito tocaba con el labio inferior para sentir el frio y saber si es antigua, cuando la imagen tienen la cara de metal. Las antiguas se pueden ver por la pintura, por el tono de piel, el nos indicaba que el secreto estaba en la pintura del rubor del cachetito. Si la imagen ha sido retocada uno se da cuenta por la fisonomía antigua de la imagen”.


Foto: Omar Arregui

Otra de las técnicas utilizadas por estos oficiantes era el policromado o pan de oro y plata, llamado pan de oro. En la actualidad se está perdiendo esta técnica porque resulta muy cara para la gente, ahora se utiliza el orete que es menos fino, más gruesa y más moldeable para trabajar. Este oficio muchas veces se mantiene por la tradición más que por la rentabilidad. Hay factores como el cambio de religión de católicos a evangelistas (quienes no utilizan imágenes de santos), que ha diezmado significativamente esta actividad. Hay tiempos y temporadas donde se requiere un tipo de trabajo particular en función del calendario festivo religiosos. Como nos sigue contando doña Rocío:

“Comercialmente tenemos temporadas, desde septiembre a octubre empieza temporada de niños-dioses, luego vienen los niños para los nacimientos y esto se va hasta carnaval. Luego viene los jesuses y cristos para semana santa y ahí viene otra vez el ciclo”

Curiosamente el retoque de imágenes religiosas ha tenido tan buena fama que se desarrolló la técnica del reencarne de lastimados, para personas.

“Mi papacito descubrió esto porque vino una señora extranjera rasguñada, asaltada y le dijo que le ponga algo para que le cubra la piel, con los mismos materiales de las imágenes. Luego ella vino a los 8 días sin ninguna señal y él mismo se sorprendió y ella se encargó de hacerle propaganda”.





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