Edizon León Castro
Inicialmente
podría decir que este libro trata sobre el racismo, pero esto es muy general, así
que siendo más específico diría que es una parte de la historia del racismo de
los afrodescendientes en Ecuador, y de manera particular de los afrodescendientes
de Quito que habitan y luchan por derecho a tener un espacio en un barrio de la
capital. El problema colonial del racismo y la respuesta a estas prácticas es
parte de la historia del pueblo afroecuatoriano. El estudio de esta
problemática, la visibilización y agenciamiento de este pueblo es lo que da la
relevancia y pertinencia a este libro.
Uno de los ejes
de esta obra gira alrededor de cómo se ha ido configurando la desigualdad
social y el racismo hacia la población afroecuatoriana desde una perspectiva
histórica. La autora evidencia que hay una práctica cotidiana de racismo
ejercida sobre los afrodescendientes, la misma que lleva toda una larga
historia. Esta historia es explorada desde distintos regímenes de desigualdad: esclavista, racista nacionalista,
mestizaje nacionalista, y compensatorio. Este racismo ha desembocado en la
colonialidad del poder, del saber y del ser.
El racismo
siempre ha estado ligado a un poder hegemónico y se ha fundamentado en
múltiples estrategias y lógicas de representación del poder que terminan
convirtiéndose en prácticas de exclusión. Para explicar cómo se ha ido
configurando el poder a partir de los sistemas de representación, la autora
recurre a las teorías del intelectual de origen jamaiquino Stuart Hall. Hall
plantea que el racismo no es sólo una práctica, sino también un discurso:
religioso, político y cotidiano, pero al mismo tiempo una ideología de gobierno
que forma parte de la estructura del Estado. Esto es lo que se conoce como racismo estructural.
Mamá Aida Espinoza. Foto: Edizon León Castro
Considerando los
aportes de Hall la autora muestra cómo el racismo se ha constituido en un tremendo
peso ideológico que ha caído sobre la conciencia y los “cuerpos negros”, sobre su
cultura, sus conocimientos, sus saberes, su alma, atravesando todos los niveles
de su existencia. El racismo se configura y justifica de varias formas, pero
siempre parte de una representación, es decir, la manera como el poder y la
sociedad mayor ha construido al sujeto afrodescendiente.
Una selección de
extractos de discursos racistas de pensadores nacionales como José de la
Cuadra, Vicente Rocafuerte, Víctor Garcés, entre otros, evidencia de manera
clara como intelectuales, cientistas sociales y presidentes naturalizaron a la
“raza negra” con valores negativos muy ligados al primitivismo y la
inferioridad racial: “Las representaciones que se creaban desde estos estudios
asociaban a la raza negra con clima, fuerza corporal, alegría innata y
propensión a la criminalidad…” (Vera, 2015, 115). Por tanto, esta población fue considerada al
igual que la indígena como un obstáculo para el desarrollo de la nación
ecuatoriana.
La autora
siguiendo a Hall analiza las políticas de
representación de la sociedad civil afroecuatoriana, de la Iglesia Católica
desde la Pastoral Afro, de las instituciones gubernamentales y de la Academia,
a fin de deconstruir, desnaturalizar y desestabilizar las representaciones
racializadas que la sociedad blanco mestiza ha hecho del hombre y la mujer
afrodescendiente en las diferentes épocas. Descentrar y deconstruir esas
representaciones son actos y procesos de descolonización frente a la violencia
racista-colonial.
En la
investigación de campo, la autora analiza cómo los pobladores afrodescendientes
del Barrio Caminos a la Libertad de Quito, han construido sus identidades,
mostrando cuáles han sido sus procesos de autoconciencia política, y la manera
como éstas se han articulado con la lucha por una vivienda digna; aquí la
identidad étnica y de género son un elemento central. La autora acerca al lector
a una historia poco conocida sobre los procesos migratorios campo ciudad de la
población afroecuatoriana, sus espacios de encuentros, de socialización, sus
actividades. En la experiencia de los pobladores se deja ver los procesos de des-territorialización y
territorializacion de la diáspora afroecuatoriana en Quito.
Estos procesos de des/territorialización dan forma a la
categoría de sujeto descentrado,. La desterritorialización económica y
simbólica es lo que lleva a los afroecuatorianos a posicionarse políticamente a
partir de una multiplicidad de
identidades. De hecho no existen procesos de construcción de identidades
sin des-territorialización
Un aspecto muy
relevante de este trabajo investigativo es que visibiliza la articulación de
categorías como raza, etnicidad, género y clase en la historia de vida de dos
mujeres afroecuatorianas y cómo estas articulaciones simultáneamente dan lugar
a la subordinación pero también al agenciamiento y al uso estratégico de la
identidad étnica con fines políticos. Estas mujeres pertenencen a la
comunidad San Martín, Las Martinas, llamadas así en honor a San Martín de
Porres. La autora muestra que la
imagen de San Martín genera una cohesión social importante en la comunidad del
barrio, ésta sin embargo no se libra de conflictos, pero sí permite a los
afroquiteños reivindicar una identidad colectiva en contraposición a las
representaciones negativas que la gente en el barrio construye sobre los negros
y negras. La autora identifica que las Novenas, Procesión, Misa y Fiesta en
Honor a San Martín, y el uso de un Niño
Jesús Negro en la Navidad son lugares de enunciación, en donde la
religión es una herramienta para llevar a cabo sus acciones políticas. Estos lugares de enunciación permite a los
sujetos posicionarse, construir sus propias representaciones políticas y desde
ahí contar su propia historia, subjetividades y anhelos.
En las historias
de vida se muestra por un lado, la lucha de estas dos mujeres que se vieron
obligadas a dejar su tierra donde –según sus testimonios eran libres, en tanto,
no sufrían discriminaciones- ; y por otro lado, el drama de verse en un espacio
hostil que no aceptaban su presencia por el hecho de tener oscura la piel.
Es justamente en el
análisis de las historias de vida de estas dos mujeres donde se traduce la
rigurosidad teórica que se plantea en la primera parte del libro, logrando una conjunción única entre teoría y material
empírico. El trabajo muestra que no se trata de una investigación tradicional, ya
que, entre la investigadora y las entrevistadas hay una complicidad
investigativa, donde el peso de la experiencia, la memoria y el agenciamiento
de estas mujeres, sostienen varios de los argumentos teóricos postcolonialistas
utilizados en esta obra.
La autora muestra
como estas mujeres construyen sus múltiples
identidades en contextos marcados por el racismo y la discriminación. Para su
posicionamiento étnico y de género deconstruyen ciertos estereotipos, dando nuevos
sentidos al significante “negro” o “negra” de una manera positiva, construyendo
nuevas representaciones para exigir derechos, demandas y reparaciones, creando como
explica la autora lugares de enunciación
propios.
En estos relatos
de vida y lucha se evidencia crudamente la continuidad del racismo que aun
pervive, pero también se evidencia y quizá con más fuerza como hombres y
mujeres afroecuatorianas no se han dejado doblegar en su lucha por tener una
existencia digna.
En estos
testimonios se habla mucho de la pertenencia desde las enseñanzas del maestro
Juan García. Es sólo a partir de esta conciencia de la pertenencia que se hacen
posibles las construcciones identitarias desde un posicionamiento político.
Otra de las referencias
académicas que se trabajan es la del Atlántico
Negro de Paul Gilroy, que plantea nuevas explicaciones para entender el
proceso de diáspora:
Es
decir, la construcción de una identidad cultural negra no se basa en un origen
común africano, ni en un determinado color de piel, sino en una vinculación de
experiencias y subjetividades vividas a causa de la esclavitud, la
racialización, discriminación y exclusión de los afrodescendientes en las
diferentes naciones” (Paul Gilroy, 2002 citado por Vera 2015, 61).
En el desarrollo
de la investigación se evidencia como las organizaciones en los distintos
momentos apelan a este sentido de la diáspora
desde una especie de complicidad: surgiendo la noción de familia, de madre África. Es así como se han
construido las dinámicas de negritud
y africanidad en la historia de los afrodescendientes en Ecuador. Una lectura
indispensable y altamente recomendada. El libro fue reconocido como mejor obra en
Ciencias Sociales a nivel nacional 2016 y recibió el premio Isabel Tobar
Guarderas por parte del Municipio de Quito.
La descolonización
realmente es creación de hombres nuevos. Pero esta creación no recibe legitimidad
de ninguna potencia sobrenatural o divina: la “cosa” colonizada se convierte en
HOMBRE en el proceso mismo que se libera. ( Fanón, Franz, 1999. Los condenados de la Tierra)
* Publicado en revista Mundos Plurales, de la FLACSO, Volumen 4, No. 2. http://www.flacsoandes.edu.ec/revista
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